El
agua hecha nube puede contener mucha energía eléctrica. Ojalá
supiéramos cómo almacenar la enorme cantidad de energía que liberan las
nubes en forma de rayos. Se dice que uno solo rayo posee la energía
suficiente para iluminar una ciudad pequeña durante varios días. Pero
como aún no inventamos esa tecnología, hablemos de la relación que,
hasta hoy, el agua tiene con la energía que producimos. La
energía se manifiesta de muchas formas: luminosa, calorífica, eólica,
magnética, gravitatoria, nuclear, cinética, bioquímica, química,
mecánica, eléctrica. Esta última, la eléctrica, ha brindado tal
versatilidad en sus usos y aplicaciones que se ha vuelto fundamental en
la sociedad moderna. No podrías estar leyendo este texto en Internet si
no existiera la energía eléctrica. La vida como la conocemos no puede
existir sin la electricidad; los impulsos nerviosos, por ejemplo, son
impulsos eléctricos. Hoy,
la electricidad tiene que ver en casi todos los procesos de producción
y en la vida cotidiana de la mayoría de las personas. La producción
constante de energía eléctrica es indispensable y el agua está
involucrada íntimamente en casi todos los métodos para obtenerla.
¿Cómo
se produce la energía eléctrica? Existen muchas maneras: por reacciones
químicas, por fricción, por calor, etc., pero la manera más usada es la
que utiliza magnetos o dinamos cuyo giro produce alternancias
magnéticas positivas y negativas que liberan electrones, es decir,
electricidad. Las grandes plantas generadoras que abastecen las redes
están basadas en este sistema.
¿Y
el agua? ¿Qué tiene que ver en todo esto? Básicamente se utiliza para
hacer girar los magnetos, los dinamos, los generadores. ¿Cómo? La
fuerza de las corrientes de agua líquida se transforma, mediante
turbinas, en energía mecánica que hace girar los generadores; o la
presión del agua como vapor se controla para hacer girar turbinas. El
primer tipo de plantas generadoras son las hidroeléctricas.
Generalmente están relacionadas con presas almacenadoras de agua que
poco a poco van liberando agua por sus compuertas; la energía de la
corriente del agua hace girar los generadores. Otra manera de
aprovechar los flujos de agua para producir energía está basada en las
mareas. Todos los días el nivel de agua de los océanos sube y baja
debido a la atracción del sol y la luna. Esa energía de gravedad y de
flujo es la que se aprovecha. Aunque incipiente, poco a poco se van
desarrollando proyectos de plantas generadoras de energía basados en
las mareas.
Las
plantas hidroeléctricas tienen la ventaja de una vida útil más larga
(de 2 a 10 veces más) que las plantas de carbón o de combustibles. Las plantas hidroeléctricas suministran alrededor del 20% de la electricidad mundial, y el 6% de la energía total comercial.El estimado total del suministro eléctrico por energía hidroeléctrica en varios países:
- 99% en Noruega
- 75% en Nueva Zelanda
- 50% en países en vías de desarrollo
- 25% en China
- 13% en los E.E.U.U.
Las
plantas de energía que usan presión de vapor para hacer girar turbinas
son las geotérmicas y las nucleoeléctricas. Las plantas geotérmicas
utilizan las altas temperaturas naturales del subsuelo para evaporar
agua y la energía del vapor hace girar las turbinas. Lo mismo pasa con
las plantas nucleoeléctricas, que aprovechan el enorme calor de la
fisión atómica para evaporar agua e igualmente hacer girar turbinas
generadoras (sólo que el material radioactivo como materia prima y
residual es de alta peligrosidad por las emisiones radioactivas, así
como por el riesgo constante de una explosión nuclear). Desafortunadamente,
existen muchas plantas energía basadas en motores que queman
combustibles fósiles para hacer funcionar los generadores. Esa enorme
quema de combustibles produce miles de toneladas de C02 y otros gases
invernadero que provocan el cambio climático global, que mata los
ecosistemas productores de agua. Es necesario reducir (o eliminar) las
emisiones de C02 a la atmósfera cambiando a tecnologías ambientalmente
amigables como la energía solar, la energía del viento o las celdas de hidrógeno. Se
puede pensar que las plantas hidroeléctricas son ambientalmente
amigables, pero el construir enormes presas conlleva un impacto
ambiental muy grave: desvío de ríos y escurrimientos naturales,
transformación o destrucción de enormes áreas naturales con la
correspondiente pérdida de biodiversidad, por mencionar algunos
ejemplos. Expertos en la materia recomiendan la creación de micro
presas, cuyo impacto en la naturaleza es mucho menor ya que no
requieren áreas tan extensas ni desvío de ríos y escurrimientos
naturales. Su impacto en la biodiversidad es mucho menor.